Mucho bombo se ha dado estos últimos días a una película, protagonizada por Imanol Arias, que hablaba sobre la vida de Vicente Ferrer. No somos asiduos a la televisión, pero ayer, al ver la película, nos alegregamos de haber invertido una hora de nuestro tiempo a ella.
Muchos saben quién fue Vicente Ferrer o qué es lo que consiguió. Otros en cambio, poco sabíamos sobre él. Pero tras investigar un poco más averiguamos que este hombre consiguió algo que nadie más hubiera conseguido sin ese entusiasmo y optimismo. Gracias a él, una zona al sur de la india, abocada al olvido, se convirtió en una ciudad llena de esperanza para sus ciudadanos: "los intocables", a causa de una enfermedad que sufrían.
Un hombre humilde, generoso y cariñoso, que siente como suya la tierra de India. Quizás no fuera indio por fuera, pero su interior se sentía así. Se encontró muchos obstáculos en el camino: políticos, religiosos, económicos, incluso de los propios ciudadanos a los que ayudaba... motivos por los cuales dejó de ser jesuita para casarse y dedicarse plenamente a su gente. Su esposa, pilar importante de este cooperante, se convertiría en su alma gemela y actual heredera de la Fundación Vicente Ferrer.
Un ejemplo a seguir sin duda alguna. Un hombre como tú, como yo, que consiguió ser la salvación para muchas personas, con poco, o incluso nada. Un ejemplo que va más allá de ideologías religiosas o políticas. No importa si crees o no. Lo que importa es la persona y lo que ésta aporta a los demás. Con poquito, todos podemos hacer algo para luchar contra la pobreza, en todas sus vertientes.
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